domingo, 15 de agosto de 2010

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Lagrimas atrás, en la nuca, que caen.
La noche profunda y las luces anaranjadas.
Llanto seco, llanto sin lagrimas.
Silencio cortado por mis gritos, extraños gemidos.
Silencio absoluto, la nada.
La noche profunda salpicada de estrellas (desde el pasto la contemplo).
Las ramas de los arboles agitadas (es el viento que intenta defenderme).
Ese filo desafilado, esa punta tan hiriente, esa voz desanimada, este cuerpo tan muerto.
El viento malherido, el viento y su impotencia, el viento que se vá y me deja sola.
La noche profunda y sus estrellas que me miran como con pena.
El pasto que crece y me abraza, me envuelve, me empuja hasta abajo, hasta desaparecer.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te prometo que lo entendí bien y sé que es triste, pero está demasiado bien escrito.

Josefina dijo...

Gracias Marcos :)hacia mucho que no firmabas!! jaja (: