Esperanza en espera.

Yo nunca juzgué a las personas por su forma de expresar su locura, es más siempre fue algo que me llamó mucho la atencion.
Y asi fué como él me llamó la atención, no era de los denominados "locos" que hacen cosas extravagantes y fuera de lugar, el era más bien introvertido.
Pero algo me decia que era una gran caja de misterios.
Un dia consegui la llave para abrir la gran caja y me llevé muchas sorpresas, en su mayoria todas buenas. Momentos inexplicables y hasta descabellados que a mi me hacian sentir , no solamente única, sino que feliz.
Nunca voy a olvidar cuando venía a mi casa y golpeaba a la puerta, siempre se quedaba minutos tocando algún villancico navideño en la madera de la puerta, yo me quedaba parada frente a ella esperando a que termine, y recien ahi le abria.
Disfrutaba cada una de las rarezas por las que pasaba, las mios, las de él, las de las personas que nos rodeaban.
Nunca entendí el porqué de la locura, nunca entendí cual es el limite entre ella y la cordura, pero algo me decia que quizás nuestra locura se daba por exceso de lucidez y de realismo.

Pasado el tiempo empecé a creer que no era bueno ser tan cuerda ni tan lucida, y creyendo eso me converti en la persona mas pesimista del planeta. A la gente eso le gustaba, decian que asi tenia los pies sobre la tierra. Pero él me decia que no era bueno no ser loca, que cuando estaba brotada me veía mas linda, mas alegre y mas vital.
Yo, ya amargada de las encrucijadas, le dije que se valla. Que no lo queria mas, que el era muy cuerdo para mí y que algún dia nuestros destinos (por obra de la magia) se volverian a cruzar cuando yo estuviese lista y sólo si el me esperaba.


Ya han pasado muchos años, y no sé nada de él. Hoy me encuentro mas triste y amargada que nunca. Siento que cuando estaba loca era mas libre y que a esa libertad ni los prejuicios me la quitaban. Que con él me reia de mis desgracias y que al reirme de ellas ya no les temia, que al no temerles las superaba y que al superarlas era feliz, feliz con él.
Todo eso se acabó, siento un terrible vacio, pero siento tambien que hay algo de magia en esto,
que por algo me pasó.

Me gustaria seguirles contando mi triste historia, pero alguien golpea a mi puerta, tengo que atender.La puerta suena, y parece muy apurado quien la golpea,
es más, si me pongo a oirla bien suena como una canción... ¡una canción navideña!