domingo, 18 de octubre de 2009

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- Estabamos acostumbrados a no querer sentir, a no querer mirar, a no querer.
Estabamos muriendonos y no nos dimos cuenta hasta estar en el cajon y bajo 100 metros de tierra.
Hoy estoy tan cansada de pensar, de meter el dedo en la llaga y de volver a vivir una vida que fue, que se escapó (que se me escapó). Y no puedo evitar pensar en que las cosas se dieron de una forma que no esperaba, que hoy soy otra, que tuve que morir para nacer y ahora me toca crecer y vivir. ¿Que? ¿pensas que soy madura? y si... no te culpo. No me canso de decirlo: Me tocó madurar por fuerza bruta.-

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